domingo, agosto 21, 2005

14 mayo 2002. Cuantos cafés y cuantos amigos dejé en la Cafetería del Ministerio. Yo no lo puedo evitar, me gusta hablar con la gente, conocerles por sus nombres, saber de sus inquietudes. No imaginan lo que las buenas palabras y una sonrisa pueden conseguir. Eran poco más de la once y media. Tuve que bajar a tomar un café porque andaba desfallecido, pero muy contento porque ése día las cosas habían ido muy bien. ¿Un día sin crisis en Atocha? Caray, un cafelito para celebrarlo.
2 enero 2003. Campocerrado, en Salamanca. La finca de mi amigo Javier Urrutia es uno de los paraísos más bellos que conozco. Era uno de esos preciosos días de invierno, con tardes cortas pero llenas de color. La foto me gusta, porque era muy feliz. Hay que parar el tren, bajarse de la estación y esperar el próximo. Mientras, no hay que olvidarse de saborear la vida, apurar todos los momentos.