domingo, agosto 21, 2005

2 enero 2003. Campocerrado, en Salamanca. La finca de mi amigo Javier Urrutia es uno de los paraísos más bellos que conozco. Era uno de esos preciosos días de invierno, con tardes cortas pero llenas de color. La foto me gusta, porque era muy feliz. Hay que parar el tren, bajarse de la estación y esperar el próximo. Mientras, no hay que olvidarse de saborear la vida, apurar todos los momentos.